¿Te gustaría ser más efectivo/a en tu vida personal y profesional? ¿Quieres descubrir los hábitos que te ayudarán a lograr tus objetivos y a mejorar tus relaciones? Entonces, no te pierdas este artículo basado en el libro Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, de Stephen Covey.
Este libro ha vendido más de 25 millones de copias en todo el mundo y es uno de los más influyente y venerado de desarrollo personal y liderazgo.
En este artículo, te voy a explicar cuáles son los 7 hábitos que propone el autor y cómo puedes aplicarlos a tu vida cotidiana para mejorar tu efectividad y tu bienestar.
Contenidos
- 1 ¿Qué son los 7 hábitos de la gente altamente efectiva de Stephen Covey?
- 2 El primer hábito: Ser proactivo
- 3 El segundo hábito: Empezar con un fin en mente
- 4 El tercer hábito: Poner primero lo primero
- 5 El cuarto hábito: Pensar en ganar-ganar
- 6 El quinto hábito: Buscar primero comprender, luego ser comprendido
- 7 El sexto hábito: Sinergizar
- 8 El séptimo hábito: Afilar la sierra
- 9 Conclusión
¿Qué son los 7 hábitos de la gente altamente efectiva de Stephen Covey?
Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva son un conjunto de principios y prácticas que te ayudan a desarrollar tu potencial y a alcanzar tus objetivos. Estos hábitos están basados en valores universales, como la integridad, la responsabilidad, el respeto, la cooperación y el aprendizaje continuo.
El autor del libro, Stephen Covey, fue un reconocido consultor, profesor y escritor estadounidense que dedicó su vida a estudiar y enseñar los principios del éxito. Covey se inspiró en la literatura sobre desarrollo personal y liderazgo desde el siglo XVIII hasta el XX para crear su modelo de los 7 hábitos.
Según Covey, estos hábitos son una forma de vivir que te permite pasar de la dependencia a la independencia y luego a la interdependencia. Es decir, te permiten ser dueño de tu vida, tomar decisiones conscientes y trabajar con otros para lograr metas comunes.
El primer hábito: Ser proactivo
Ser proactivo significa tomar la iniciativa, asumir la responsabilidad y actuar según nuestros valores. Ser proactivo implica reconocer que somos libres de elegir nuestra respuesta ante cualquier situación, y que tenemos el poder de influir en nuestro entorno.
Ser proactivo es fundamental para ser más efectivo, porque nos permite ser los protagonistas de nuestra vida, y no las víctimas. Cuando somos proactivos, no nos dejamos llevar por las circunstancias, ni por las opiniones o expectativas de los demás. Cuando somos proactivos, creamos nuestra propia realidad, y nos enfocamos en lo que podemos controlar, y no en lo que no podemos.
Identifiquemos las situaciones en las que solemos reaccionar de forma negativa o pasiva, y pensemos cómo actuar de forma diferente. Por ejemplo, si te molesta el tráfico, en lugar de enfadarte o resignarte, puedes aprovechar el tiempo para escuchar un podcast o una música relajante.
“No esperes a que las cosas pasen, haz que pasen”.
A veces esperamos a que el destino o la suerte nos traigan lo que queremos, cuando en realidad somos nosotros los que tenemos que ir a por ello. Por ejemplo, si queremos encontrar pareja, no podemos quedarnos en casa esperando a que llame a nuestra puerta el amor de nuestra vida. Tenemos que salir, conocer gente, ligar, etc.
El segundo hábito: Empezar con un fin en mente
Este hábito consiste en tener una visión clara de lo que quieres lograr en tu vida y en cada uno de tus roles (personal, familiar, profesional, etc.). Empezar con un fin en mente significa que defines tus metas y objetivos con precisión y que los alineas con tu misión y propósito personal, planificando tus acciones y recursos para alcanzar tus metas.
Empezar con un fin en mente es esencial para ser más efectivo, porque nos da sentido, dirección y motivación. Cuando tenemos un objetivo claro y definido, sabemos hacia dónde vamos, qué queremos y por qué lo queremos. Cuando tenemos un fin en mente, nos enfocamos en lo importante, y no en lo urgente o trivial.
Para empezar con un fin en mente puedes escribir una declaración personal de misión, donde expreses cuál es tu propósito en la vida, qué valores te guían y qué metas quieres alcanzar. Revisa esta declaración periódicamente y ajústala si es necesario. También puedes hacer un mapa mental. Esta herramienta nos ayuda a organizar y visualizar nuestras ideas.
Para hacer un mapa mental, solo necesitamos una hoja de papel y un lápiz. En el centro de la hoja, escribimos nuestra visión o nuestra meta. Luego, trazamos ramas que salen del centro con los valores o principios que nos guían. Después los objetivos que nos acercan a nuestra visión. Y al final las acciones o tareas que nos ayudan a cumplir nuestros objetivos.
“Si no sabes a dónde vas, cualquier camino te sirve”
A veces no tenemos claro qué queremos en nuestra vida, y vamos dando tumbos sin rumbo fijo. Por ejemplo, si no sabemos qué carrera estudiar, podemos acabar estudiando algo que no nos gusta o que no tiene salida laboral. O si no sabemos qué tipo de pareja buscamos, podemos acabar con alguien que no nos conviene o que no nos hace feliz.
El tercer hábito: Poner primero lo primero
Este hábito consiste en priorizar tus actividades según su importancia y urgencia. O sea, dedicar tu tiempo y energía a lo que realmente te acerca a tus metas y delegar o eliminar las actividades que nos alejan de ella.
Poner primero lo primero significa que sabes distinguir entre lo que es relevante y lo que es trivial, entre lo que te aporta valor y lo que te resta. Poner primero lo primero implica gestionar nuestro tiempo y nuestros recursos de forma eficiente y efectiva. Decir no a las distracciones, a las presiones y a las tentaciones que te alejan de tu fin. De esta forma hacemos las cosas bien y a tiempo, sin estrés ni agobio, consiguiendo resultados óptimos y satisfactorios.
Para aplicar este hábito el autor propone usar la matriz de Eisenhower. La matriz de Eisenhower es una herramienta que nos ayuda a clasificar nuestras actividades según su importancia y su urgencia. Para usarla, solo necesitamos una hoja de papel dividida en cuatro cuadrantes:
- El primer cuadrante es el de las actividades importantes y urgentes. Son las actividades que debemos hacer inmediatamente, porque tienen una fecha límite o una consecuencia negativa si no las hacemos. Por ejemplo: entregar un trabajo, pagar una factura, resolver una crisis, etc.
- El segundo cuadrante es el de las actividades importantes, pero no urgentes. Son las actividades que debemos planificar y hacer con calma, porque tienen un beneficio a largo plazo o contribuyen a nuestro fin en mente. Por ejemplo: hacer ejercicio, leer libros, formarnos profesionalmente, etc.
- El tercer cuadrante es el de las actividades no importantes pero urgentes. Son las actividades que debemos delegar o minimizar, porque tienen una fecha límite o una consecuencia negativa para otros, pero no para nosotros. Por ejemplo: atender llamadas, contestar correos, hacer favores, etc.
- El cuarto cuadrante es el de las actividades no importantes y no urgentes. Son las actividades que debemos eliminar o evitar, porque no tienen ningún beneficio ni para nosotros ni para otros. Por ejemplo: ver la televisión, navegar por internet, jugar videojuegos, etc.
El objetivo es dedicar más tiempo a las actividades del cuadrante II (importantes pero no urgentes), como planificar, prevenir, aprender o relacionarse. Estas actividades son las que te permiten alcanzar tus metas a largo plazo y mejorar tu calidad de vida. También debes atender las actividades del cuadrante I (importantes y urgentes), como resolver crisis, cumplir plazos o atender emergencias. Estas actividades son las que te exigen una respuesta inmediata y pueden tener consecuencias negativas si no las haces. Sin embargo, debes evitar que estas actividades dominen tu vida y te generen estrés o ansiedad.
“No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”
A veces dejamos las cosas importantes para más adelante, pensando que tenemos todo el tiempo del mundo. Pero no es así. El tiempo vuela y no sabemos cuánto nos queda. Por eso hay que hacer las cosas hoy y no mañana. Bueno, quizás algunas cosas sí se pueden dejar para mañana, como lavar los platos o pagar las facturas. Pero las cosas importantes hay que hacerlas hoy.
El cuarto hábito: Pensar en ganar-ganar
El cuarto hábito que nos recomienda el libro es pensar en ganar-ganar. Esto significa buscar soluciones que beneficien a todas las partes involucradas en una situación o un conflicto. Pensar en ganar-ganar implica tener una mentalidad de abundancia, y la convicción de que hay suficientes recursos y oportunidades para todos. De esta forma buscas el beneficio mutuo, la cooperación y el respeto.
Pensar así es importante porque nos permite mejorar nuestras relaciones con los demás, y crear sinergias positivas. No competimos ni manipulamos a los demás, sino que colaboramos y negociamos con ellos, en lugar de competir o ceder. Cuando pensamos en ganar-ganar, no buscamos nuestro propio interés, sino el bien común.
Identifica las situaciones en las que sueles adoptar una actitud de competencia o de sacrificio, y piensa cómo podrías cambiarla por una de cooperación o de beneficio mutuo. Por ejemplo, si tienes un conflicto con tu pareja, en lugar de buscar tener la razón o ceder a sus demandas, puedes buscar una solución que satisfaga a ambos.
Una manera interesante de poner en práctica este hábito es cuando usamos la técnica del sandwich. La técnica del sandwich es una forma de dar feedback o retroalimentación a alguien, sin herir sus sentimientos ni generar conflictos. Para usarla, solo necesitamos seguir tres pasos:
- El primer paso es dar un elogio sincero a la persona, reconociendo sus fortalezas o sus logros. Por ejemplo: “Me gusta mucho tu trabajo, eres muy creativo y profesional”.
- El segundo paso es dar una sugerencia constructiva a la persona, señalando sus debilidades o sus errores. Por ejemplo: “Creo que podrías mejorar tu presentación si le añades más datos o ejemplos”.
- El tercer paso es dar otro elogio sincero a la persona, expresando nuestra confianza o nuestro apoyo. Por ejemplo: “Estoy seguro de que lo harás muy bien, cuentas con mi ayuda para lo que necesites”.
“No hay mal que por bien no venga”
A veces las situaciones o los conflictos que nos parecen negativos, pueden tener un lado positivo o una oportunidad. Por ejemplo, si tenemos un problema con un cliente, podemos aprovechar para ofrecerle una solución que le satisfaga y que nos beneficie. O si tenemos una discusión con nuestra pareja, podemos aprovechar para aclarar las cosas y fortalecer la relación.
El quinto hábito: Buscar primero comprender, luego ser comprendido
Buscar primero comprender, luego ser comprendido consiste en escuchar activamente y con empatía a los demás, antes de expresar tu opinión o tu punto de vista. Significa que te interesas por entender las necesidades, los sentimientos, los motivos y las perspectivas de los demás, y que les das el espacio y el tiempo para que se expresen. Buscar primero comprender, luego ser comprendido también implica que eres capaz de transmitir tu mensaje de forma clara, asertiva y respetuosa.
Esto nos permite mejorar nuestra comunicación y nuestra influencia. Cuando buscamos primero comprender, no juzgamos ni interrumpimos a los demás, sino que les prestamos atención y les mostramos interés. Cuando buscamos primero comprender, no imponemos ni defendemos nuestro punto de vista, sino que lo expresamos con claridad y respeto.
Identifica las situaciones en las que sueles hablar más que escuchar, o escuchar sin prestar atención, y piensa cómo podrías mejorar tu habilidad de escucha activa y empática. Por ejemplo, si tienes una conversación con un amigo, en lugar de interrumpirlo o juzgarlo, puedes hacerle preguntas abiertas, parafrasear lo que dice o reflejar sus emociones.
La técnica del parafraseo es una forma de demostrar que hemos escuchado y entendido a la otra persona, reformulando con nuestras palabras lo que nos ha dicho. Para usarla, solo necesitamos seguir dos pasos:
- El primer paso es escuchar atentamente a la otra persona, sin distraernos ni interrumpirla.
- El segundo paso es repetir con nuestras palabras lo que nos ha dicho la otra persona, usando frases como: “Si te he entendido bien…”, “Lo que quieres decir es…”, “Lo que sientes es…”, etc.
“Dios nos dio dos oídos y una boca para escuchar el doble de lo que hablamos”
A veces hablamos más de la cuenta y escuchamos menos de lo necesario. Por ejemplo, cuando damos consejos sin que nos los pidan, cuando interrumpimos a los demás para contar nuestra anécdota, cuando discutimos sin razón ni fundamento, etc. Por eso hay que escuchar más y hablar menos.
El sexto hábito: Sinergizar
Sinergizar es crear valor añadido a partir de la unión de las diferencias. Implica aprovechar la diversidad de opiniones, habilidades y experiencias para generar soluciones creativas e innovadoras. De esta forma podemos lograr resultados superiores a los que se podrían obtener individualmente.
Sinergizar supone tener una mentalidad de equipo, de colaboración y de confianza, ya que valoras las diferencias y las aportaciones de los demás. Esto nos permite lograr más con menos esfuerzo y recursos. Cuando sinergizamos, no sumamos ni restamos, sino que multiplicamos.
Identifica las situaciones en las que sueles trabajar solo o con personas similares a ti, y piensa cómo podrías ampliar tu red de contactos y colaborar con personas diferentes a ti. Por ejemplo, si tienes un proyecto profesional, en lugar de hacerlo todo tú mismo o con tu equipo habitual, puedes buscar aliados externos que te aporten nuevas perspectivas, conocimientos o recursos. También puedes practicar la creatividad y la innovación mediante técnicas como el brainstorming, el pensamiento lateral o el diseño centrado en el usuario.
El brainstorming o lluvia de ideas es una técnica que nos ayuda a generar ideas originales y variadas sobre un tema o un problema. Para hacer un brainstorming, solo necesitamos un grupo de personas dispuestas a participar, una hoja de papel o una pizarra donde escribir las ideas, y seguir cuatro reglas:
- La primera regla es no criticar ni juzgar las ideas de los demás.
- La segunda regla es generar el mayor número posible de ideas.
- La tercera regla es buscar la calidad y la variedad de las ideas.
- La cuarta regla es combinar y mejorar las ideas de los demás.
“La unión hace la fuerza”
A veces pensamos que podemos hacerlo todo solos, y que los demás son un estorbo o una amenaza. Pero no es así. Los demás son una fuente de riqueza y de apoyo. Por ejemplo, si queremos montar un negocio, podemos hacerlo solos, pero nos costará más tiempo, dinero y esfuerzo. O podemos hacerlo con otros, y nos beneficiaremos de sus conocimientos, contactos y recursos.
El séptimo hábito: Afilar la sierra
Este hábito consiste en renovar y mejorar constantemente tu capacidad productiva. Afilar la sierra significa que dedicas tiempo y espacio para hacer actividades que te nutren, te relajan, te divierten y te inspiran. Esto nos permite mantenernos en forma y alertas, en armonía y en paz.
Cuando afilamos la sierra, no nos desgastamos ni nos estancamos, sino que nos recargamos y nos desarrollamos. Cuando hacemos esto, no solo trabajamos para vivir, sino que vivimos para crecer.
Ten en cuenta que este hábito engloba todos los hábitos anteriores porque es el que los hace posibles. Y para mantener todo funcionando, debemos dedicar el tiempo necesario a esta tarea cuidando y equilibrando las cuatro dimensiones de la naturaleza humana:
- Física: Ejercicio, nutrición, control del estrés.
- Mental: Leer, visualiza, planificar, aprender algo nuevo.
- Emocional/Social: Servicio, empatía, sinergia, seguridad
- Espiritual: Clarificación de los valores, compromiso con los valores, estudio y meditación.
“Más vale prevenir que curar”
A veces descuidamos nuestra salud y nuestro bienestar, pensando que no pasa nada o que ya lo haremos mañana. Pero no es así. La prevención es mejor que la cura. Por ejemplo, si queremos evitar un resfriado, podemos abrigarnos bien o tomar vitamina C. O si queremos evitar un divorcio, podemos dedicar tiempo y atención a nuestra pareja o hacer terapia de pareja. Es mejor prevenir que lamentar.
Conclusión
Ya sabes cuales son los siete hábitos que propone Stephen Covey en su libro. Esta es una de las obras de desarrollo personal que considero imprescindibles y que te recomiendo leer cuanto antes.
Pero no te quedes solo con la teoría. La verdadera efectividad está en la acción. Así que te invito a que empieces hoy mismo a aplicar estos hábitos, y que los conviertas en parte de tu estilo de vida. Verás cómo poco a poco tu vida se transforma, y cómo te acercas cada vez más a tu visión.
Y si quieres saber más sobre este libro, lo puedes encontrar aquí o escuchar la versión en audiolibro de Los siete hábitos de la gente altamente efectiva con el periodo de prueba gratis de audible, una plataforma altamente recomendada. No gastas nada y aprendes mucho.
Así que ya sabes, déjame un comentario diciéndome qué te ha parecido este resumen y qué otro libro te gustaría que analizara.
Muchas gracias por tu atención, y hasta la próxima. ¡Adiós!